La primavera no es sólo una época en que la que preocuparse del cambio de armario y de ser bombardeado por campañas publicitarias del Corte Inglés y aliados. Cuando llega el cambio de hora y al salir del trabajo el tiempo invita a tomarse unas cervecitas que acaban en cena en la terraza de Robata, justo en la otra punta del mundo, en nuestro archipiélago favorito los japoneses están llevando a cabo el hanami, o lo que se puede traducir como “disfrutar observando los cerezos”. Podría parecer curioso que haya una palabra para describir algo tan concreto como es observar unos árboles, pero dado que la cultura japonesa promueve tanto la contemplación y la admiración de la belleza, no es de extrañar que sean precisamente ellos los creadores del concepto hanami. Hanami ,la eclosión floral de los cerezos

Cuando llega el sakura, empieza el hanami

A finales de marzo y principios de abril, los ciudadanos japoneses esperan con ilusión el sakura, la época de los cerezos en flor, para poder llevar a cabo el hanami, que no sólo incluye la observación del esplendor primaveral de los cerezos, sino que también es una buena excusa para hacer un bonito picnic en los parques y, de paso, darle un poco más al sake de lo habitual. Y es que no hay festividad japonesa que no vaya acompañada de bebida y comida, y el hanami no podía ser una excepción. Cualquier zona verde con cerezos en flor es susceptible de convertirse en una improvisada escena de Manet a la japonesa,  en la que sobre manteles de plástico coloridos se disponen cajas bento (sí, muy del estilo de las que hablábamos para el fin de año) y vasitos con sake o umeshu (bebidas típicas del sakura), o cerveza, que sigue siendo popular todo el año. Es tal la afición de los japoneses por disfrutar de esta experiencia que conseguir un sitio libre bajo un cerezo se convierte en una odisea, y muchos van a reservar desde bien temprano una posición privilegiada, lo que se conoce como bashotori. De una forma u otra, todo lo que genera la eclosión floral de los cerezos no deja de ser un motivo más para compartir la llegada del buen tiempo con amigos y compañeros. Y en Robata somos muy dados a revalorizar la buena compañía. Por eso, aunque no tengamos la fortuna de contar con cerezos en nuestro espacio gastronómico, os ofrecemos 4 espacios singulares para que podáis deleitaros contemplando hasta el último detalle de una decoración cuidada hasta el milímetro.